jueves, 12 de agosto de 2010



"Hacete cargo" me grita M, mientras sentada en el sillón lo miro tan tarada,"pero no quiero estar sola, es domingo", encorvado con ganas de matarme, insiste "aprendé a estar sola, no hay otra cosa". Me niego a sumarme a su elogio de la soledad, para mí siempre es mejor cuando estamos juntos, aunque sea peor es mejor. "Es domingo, por favor, es domingo" y bajo la mirada resignada en mi humillación impostada, no falsa, es un impulso de último recurso, ceder a mi pesadilla, sólo con la postura corporal y la mirada de gato de Shrek le hago saber a este chico, "no ves que te necesito". No sirve. Vuelvo la mirada al piso buscando paz en este escena eterna de que no entienda nada, ahí abajo me encuentro con su pequeño gato, "Malcriada, irrespetuosa, hacete cargo!", yo me obsesiono con sacarle las pulgas, al gato, claro, a esta altura dejaría que las pulgas se lo coman a M, no sólo no se las sacaría, con placer se las agregaría. Ok, no está bien que me pase esto, y debo admitir, ayer lo sentí también, mientras dormíamos y me di vuelta y lo miré y fue inevitable congujarlo "¿qué hace el enemigo en mi cama?", y subo la mirada, y ahí parado durísimo, implacable, no cesa "me quemás la cabeza, no voy a cambiar, soy así". Torcido, creciste muy torcido, pienso, ni un gramo de mi cuerpo quiere ser abrazada por esto. Finalmente entiendo la frase que hace año y medio me dijo mi abuela: "Es tan lindo sufrir por amor". Yo no amo a este torcido, ya ni sufro por este chico, sufro por ser tan idiota de haber armado este bolsito con la compu, un libro y dos mudas de ropa, este estúpido y optimista bolsito que ahora se vuelve a casa conmigo y me susurra:
- no se trata sólo de cómo te maneja el clit, tiene que estar en tu mismo equipo
-¿sabes qué bolsito? Creo que este es el comienzo de una gran amistad...

No hay comentarios:

Publicar un comentario