Oscuridad

Oscuridad

Sus piernas no paraban de moverse, estaba nerviosa, y eso le provocaba ese danzar que 

tenia una especie de tic en sus piernas. La música con estilo parisina no para de sonar. 

Se distrajo mirando el tocadiscos antiguo girar, y girar. 

Los muebles estaban llenos de una capa de polvo, y las luces parpadeaban provocando 

momentos de oscuridad. Los árboles se movían con las fuertes 

corrientes de aire, y sus ramas le daban pequeños toques a los ventanales de la sala. 

Cerró los ojos por un momento e imaginó que alguien la rescatara, que alguien se 

atreviera a entrarse en esa pesadilla que estaba viviendo. 

Su cuerpo estaba cansado, no podía moverse, sentía que todo le daba vueltas. 

Su instinto de correr fracasaba cayéndose al suelo, y llorar de desesperación. 

Sentía frío, y la chimenea que estaba al fondo estaba encendida, pero poco a poco 

se iba consumiendo toda la madera que le producía las llamas. 

Su cuerpo se iba adormeciendo, y partes se le comenzaron a enfriar. 

Llena de valor, llena de coraje, comenzó a gritar. 

Unos ruidos extraños se colaron por las rejillas de la puerta, y las luces se apagaron. 

Tan sólo la luna la iluminaba, y esa sombra la hizo entrar en calma. 

“Tranquila no te haremos daño”  

Hombres de edades sin determinar hablaron, pero ella no les veía las caras. 

Se arrimó a la pared más alejada, y se deslizo hasta caer en el frío suelo. 

Sus piernas se doblaron y sus manos las abrazaron. Lloraba de miedo, de angustia, 

¿Quién la tenía encerrada?