martes, 30 de agosto de 2011

El amor más enorme del mundo. Análisis de King Kon como héroe romántico

Las películas de “monstruos” son todo un sub género dentro de Hollywood. Algunas pueden agruparse bajo la categoría del terror, otras bajo el rótulo de la ciencia ficción y algunas como de aventuras pero todas tienen algo en común, un cliché usado hasta la saciedad en el cine: una bestia de proporciones descomunales aparece, causa destrozos varios y es exterminada para que todo vuelva a la normalidad. 
Obviamente estas películas han rondado casi siempre el disparate y no son muy bien recibidas por aquellos que dicen gustar del buen cine.
Sin embargo hay una de estas películas de monstruos que va más allá que el resto, que fue ideada allá por los años 30 y que tiene, sin dudas, influencias de “La bella y la Bestia ”. Muchos de quienes manifiestan su desagrado frente a estos filmes deberían verla porque en realidad “King Kong” , película de la cual hablamos, es una maravillosa historia de amor que incluye reflexiones sobre otros temas. El prejuicio frente a esta clase de filmes los ha privado al público de disfrutar una historia sorprendente.
A lo largo de este trabajo trataremos de fundamentar lo dicho y sobre el análisis de la última versión de este verdadero clásico que fue dirigido por el neozelandés Peter Jackson en el 2005 (“King Kong” ha tenido desde su versión original estrenada en 1933 varias remakes ). 

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